La CIA, el 11 de septiembre, Afganistán y el Asia Central

En ocasión de la puesta en venta de la edición francesa de «La máquina de guerra estadounidense», el más reciente libro de Peter Dale Scott, la Red Voltaire publica un detallado estudio de este diplomático canadiense sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Peter Dale Scott resalta en este trabaja una serie de elementos que revelan la actuación premeditada de una facción del complejo militaro-industrial estadounidense.

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La fabricación de una serie de provocaciones destinadas a justificar una intervención militar es realizable y podría concretarse con ayuda de los recursos disponibles.»
Informe del J-5 de la Junta de Jefes de Estados Mayores Interarmas de los Estados Unidos (JCS), 1963 [1].

La guerra del terror de Bush y la manipulación de los datos de inteligencia

El 11 de septiembre de 2001, en las horas que siguieron a los mortíferos ataques perpetrados aquel día, George W. Bush, Donald Rumsfeld y Dick Cheney embarcaron a Estados Unidos en lo que posteriormente llamaron la «guerra contra el terrorismo». En mi opinión, deberíamos llamarla más bien la «guerra del terror» ya que fue utilizada contra los civiles, de forma repetida y por todos los beligerantes, incluyendo a los actores representantes de los Estados. Una guerra del terror se caracteriza por la preponderancia del uso de armas de destrucción que actúan de forma indiscriminada, ya sea de artefactos explosivos improvisados (AEI) emplazados al borde de las carreteras o de misiles disparados desde el aire por drones(aviones teledirigidos) de alta tecnología [2].

La guerra del terror podemos verla también como un elemento de un proceso más amplio, de alcance global. Con la guerra del terror todas las potencias importantes recurren al terror contra los civiles en el marco de campañas estrechamente vinculadas entre sí –China en la región de Xinjiang y Rusia en Chechenia, al igual que Estados Unidos en numerosas regiones del mundo [3]. En su contexto global, la guerra del terror puede verse como la última etapa de la extensión secular de la civilización transurbana a zonas en las que prevalece una resistencia rural. En esas regiones se ha podido comprobar que las formas convencionales de guerra no pueden llegar a un verdadero final, por razones geográficas y culturales.

Resto del articulo: http://www.voltairenet.org/La-CIA-el-11-de-septiembre

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